Una reflexión sobre Rabindranath Tagore

Decía Platón que el ocio era esencial para la sabiduría, pero la vida no es la única parcela que ocupa nuestra alma racional; el ocio también es necesario • para el corazón. El sentimiento está siempre presente como compañero de nuestro existir. Y no hay razón para estar siempre asomado a la ventana de la lógica como única perspectiva humana. En los Pensamientos de Pascal está perfectamente expuesto: «el corazón tiene razones que la razón desconoce». Por eso, en esta ocasión, vamos a traer a la memoria unos sentimientos de poeta, latidos de corazón, unos «pájaros perdidos» que llegan hasta nosotros. Rabindranath Tagore nos ofrece un regalo de 325 pensamientos, <<flores granas del corazón» en boca de Juan Ramón Jiménez; de ellos me he atrevido a parar el vuelo de los que anidan cerca de nuestra morada.

Para los que entienden, la traducción de Tagore es genial. Fue labor de Zenobia Camprubí secundada por su marido Juan Ramón Jiménez. El lírico que en esta ocasión habla castellano es un poeta hindú que nació en Calcuta en 1861, que se adornó con el laurel del premio Nobel en 1913 y que dejó sentir su corazón en Bengala allá por el año 1941. Su ideología es la de un humanista al que esperanzaba la posibilidad de un entendimiento profundo entre el este y el oeste. La hermosura de su lirismo es una especie de divinización, un sutil panteísmo que tantas veces inunda la poesía y, en ocasiones, se hace presente en las grandes filosofías. Parece como si en Oriente esa espiritualidad fuese algo habitual. Muestra de su lirismo son estas obras: Pájaros Perdidos, Chitra, El cartero del Rey, La luna nueva, El jardinero, Ofrenda lírica…

 A veces el ansia nos impide disfrutar del regalo del existir y con la esperanza del futuro se nos pasa el presente, el placer de cada amanecer se nos escapa… «si de noche lloras por el sol, no verás las estrellas», nos asegura Tagore. Como también, para recordar las grandes utopías, revolucionarios y quijotes, otro pájaro perdido sentencia: “La vida se nos da, y la merecemos dándola>>. La problemática actual en esta agonía de milenio que abandona: «Dijo el poder al mundo: ¡Eres mío! Y el mundo lo cogió prisionero sobre su trono. El amor dijo al mundo: ¡Soy tuyo! Y el mundo le dio casa libre» .

El deseo, en esta filosofía oriental, es la raíz de la infelicidad; la ambición que ciega y que no penetra donde realmente hay vida…, es nuestro error…, «no porque arranques sus hojas a la flor, cogerás su belleza,,; pero «Dios espera volver a ganar sus propias flores , regaladas por las manos del hombre», «porque los hombres son crueles, pero el hombre es bueno».

Podríamos enumerar pájaros que revolotean junto a otros que están en calma, en el silencio del sabio. Creo que cada lector detendría el vuelo de aquellos que anidan en su interior. Aun así, dejemos que la reflexión entre en otros pensamientos:

«Es fácil hablar claro cuando no va a decirse toda la verdad»

«No es el martillo el que deja perfectos los guijarros, sino el agua con su danza y canción>>.

«Si cierras la puerta a todos los errores, dejarás fuera la verdad”

«El que se ocupa demasiado en hacer el bien, no tiene tiempo de ser bueno».

«El río de la verdad va por cauces de mentiras»

No anda descaminado quien orienta su vida y quehacer por esa senda de paisaje multicolor acunada por una música especial. Tagore supo escoger. Ya es tiempo de cambio de mentalidad, estamos en la transición. Yo siempre he pensado que el siglo que espera es el siglo de los místicos, de los poetas, del corazón…, de una vuelta al interior, al espíritu…, una espiritualidad que no tiene que referirse obligatoriamente a esa religión tal como se entiende y practica hoy. Es esa nueva mirada que hace escribir cosas así:

«¡He perdido mi gotita de rocío!, dice la flor al cielo del amanecer, que ha perdido todas sus estrellas!”

«La noche abre en secreto las flores y deja al día que se lleve el agradecimiento>>.

«A mis amados les dejo las cosas pequeñas, las cosas grandes son para todos”.

«El sol poniente preguntó: ¿no hay quien pueda relevarme? Se hará lo que se pueda, Maestro, dijo la lámpara de barro”.

En tiempos venideros, el hombre abandonará la jaula del poder, la máquina y el dinero… y se encontrará, con otros ojos, muy cerca de lo que ahora tenemos lejos: el mundo sencillo que habita en esta lírica del maestro Tagore. La misma filosofía, que ahora quieren hacer desaparecer, florecerá con nuevo vigor…, aunque con menos importancia al “Logos” y un acercamiento al “eros”, “filia”, “ágape”…, y Nietzsche asomará por donde se trate de vida, pasión, instinto…, y ése será el auténtico conocimiento. Y si nada de esto es así, tampoco hemos perdido con imaginarlo. Porque seguiremos leyendo a Tagore y otros como él; así harán que volvamos a nosotros y descubramos el perfume, la luz, el color que desprende cada latido de nuestro corazón. Hacía falta aire fresco en el ambiente que respiramos. Y si nada de esto es así, siempre queda la esperanza en la caja de Pandora.

 

Ubaldo Fernández

Profesor de Filosofía

Seminario  de Ética

 

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